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    domingo, enero 07, 2007

    La mala educación ambiental y el parque del Prado Redondo

    El parque del Prado Redondo (o área interpretativa de la Cañada Real Segoviana) realizado por la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid es un ejemplo de la ligereza con que frecuentemente se acomete la educación ambiental. Recordemos que este parque fue creado en 2005 con la finalidad de representar los ecosistemas por donde pasa la Cañada Real Segoviana, desde Soria a Extremadura, aprovechando uno de los descansaderos de la misma, el llamado Prado Redondo de Bustarviejo. Pues bien, en el citado parque hay numerosos errores en la identificación de las especies y algunas tampoco serían las más adecuadas, a pesar de que al reponer las plantas que murieron el primer año, se ha tenido algo más de cuidado (de algo habrá servido quejarse al citado organismo).

    Se pretendía recrear varios ecosistemas como los sabinares de Soria y Segovia sobre parameras calizas, las acebedas de Segovia; los pinares y robledales de la Sierra de Guadarrama, bosques mixtos de los Montes de Toledo (reflejando los existentes en el parque Nacional de Cabañeros) y dehesas extremeñas.
    De los sabinares de las parameras calizas aparece la propia sabina albar (Juniperus thurifera), acompañadas de enebros común o jabino (Juniperus communis) y ¡de la china (Juniperus chinensis)!; aliaga (Genista scorpius), salvia (Salvia officinalis, especie propia de jardinería, mientras que la existente en los sabinares es Salvia lavandulifolia), cantueso (Lavandulastoechas subsp. pedunculata, aunque en estos sabinares la especie típica es otra lavanda, la Lavandula latifolia) y tomillos varios (Thymus zygis, T.vulgaris y T. mastichina). Cabe señalar que las variedades de enebro empleadas (forma erecta de jardinería de la subespecie nana -variedad hibernica, de Irlanda-) no sean las propias de este ecosistema. En la parcela del robledal de rebollo o melojo (Quercus pyrenaica) además de estos, persiste un roble carballo (Quercus robur), que fue lo que inicialmente se plantó. Entre los arbustos introducidos hay jaras estepa (Cistus laurifolius), pringosa (C. ladanifer) y blanca (C. albidus), cantueso (Lavandula stoechas subsp. pedunculata), tomillo vulgar (Thymus vulgaris), y algún saz (Salix atrocinerea) nacido espontáneamente. Cabe resaltar que la jara blanca y el tomillo vulgar no son especies propias del robledal de rebollo, siendo más propias de zonas calizas como las existentes en Torrelaguna y Guadalix, aunque la jara blanca también aparece en los jarales cálidos de Extremadura.
    En el pinar, además de pinos albares (Pinus sylvestris), hay enebros como los del sabinar y retamas negras (Cytisus scoparius) en vez de los piornos (Cytisus oromediterraneus) que indican los carteles.
    De las acebedas de Segovia (aunque podían haber representado la acebeda deRobregordo, también junto a la Cañada Real Segoviana y la más extensa de Madrid), además del propio acebo (Ilex aquifolium) se han introducido algunos arbustos frecuentes en las mismas como endrinos (Prunus spinosa), majuelos (Crataegus monogyna), servales (Sorbus aucuparia) e incluso hayas(Fagus sylvatica), con lo que la acebeda igual acaba por ser un hayedo. De los etiquetados bosques mixtos de Cabañeros, tendríamos encinas carrascas (Quercus ilex subsp. ballota) y también la curiosa encina costera (Q. ilex subsp. ilex) reconocible por sus hojas parecidas a las del laurel; alcornoques (Quercus suber); quejigos (Q. faginea subsp. faginea, aunque los más característicos de Cabañeros serían de la subespecie broteroi); labiérnagos (Phyllirea angustifolia), madroños (Arbutus unedo), durillos(Viburnum tinus), los etiquetados arces de Montpellier (Acer monpessulanum) aunque crezcan en Castilla o Extremadura (en Bustarviejo se denominan cascañeteros y afres en Valdemanco); jaras pringosas, brezos, aunque en vez del brezo blanco (Erica arborea) han puesto brezos de centroeuropa (Erica carnea), y madreselvas, de nuevo errada la especie pues en vez de la indicada en los carteles (Lonicera implexa) han puesto otra (Lonicera etrusca), aunque ésta si aparece de forma natural en estos bosques mediterráneos. Además han plantado un rodal de castaños (Castanea sativa) del que apuntan a que su origen en Cabañeros es de cultivo antiguo. Esta afirmación, que se repite sin justificar para todos los castaños de España suponiendo que los introdujeron los romanos, es seguramente falsa, pues existen evidencias que atestiguan su existencia anterior, aunque no cabe duda que hayan sido favorecidos por cultivo.
    Hay un espacio para la dehesa extremeña (entendida como pastizales con árboles dispersos) con encinas carrascas y, sorprendentemente, majuelos y césped. Para ver pastizales similares a los de estas dehesas hay que salir del recinto y ver los que aparecen al lado, mismamente en la cañada. De los bosques de ribera de Cabañeros, hay fresnos (Fraxinus angustifolia), chopos (Populus nigra), abedules (Betula alba =B. pubenscens aunque en Cabañeros la especie presente es Betula pendula subsp. fontqueri), alisos (Alnus glutinosa) y un sauce blanco (Salix alba).
    Es de resaltar que aunque se ha pretendido reflejar ecosistemas de una amplia zona geográfica, la mayoría de las especies introducidas, salvo las exóticas, se encuentran no sólo en Madrid, sino en el propio término de Bustarviejo o en las inmediaciones: los pinares albares son hoy día muy abundantes por repoblación, aunque no cabe duda que debieron cubrir las cumbres hoy ocupadas por piornales con o sin jabino (Juniperus communis subespecies nana y hemisphaerica). Los robledales de rebollo son los bosques más abundantes de forma natural, no faltando en ellos jabinos, jaras estepa, retamas, etc. Las encinas o por aquí chaparras (Quercus ilex subsp. ballota) no abundan hoy en Bustarviejo, ocupando zonas soleadas y secas, más frecuentemente aparecen enebros (Juniperus oxycedrus subsp. badia) y especialmente las jaras pringosas, cantuesos y tomillos negrillo (Thymuszygis) y salsero (T. mastichina). Los acebos y servales son muy escasos, no así los endrinos, majuelos y otros arbustos que abundan en los linderos de los prados. Las hayas más cercanas se encuentra hoy en día en Montejo, aunque antiguamente existían muy cerca, junto al Collado Abierto, en Canencia, a deducir de la cumbre del hayedo que indica el Libro de la Montería del siglo XIV. También son escasas las sabinas albares, en zonas secas algo elevadas, faltando las especies propias de suelos calizos que le acompañan en las parameras de Soria como la aliaga, lavanda y salvia, que habría que ir a buscar a los suelos de este tipo existentes en Guadalix o Torrelaguna. Los quejigos también abundan en las umbrías de estas zonas calizas, existiendo ejemplares dispersos o pequeños rodales en Bustarviejo. Castaños son muy raros, aunque alguno hay desde antiguo. Faltan alcornoques y madroños, presentes por ejemplo en La Cabrera y Valdemanco, pero si hay labiérnago (muy raro), madreselvas de suelos secos y cálidos (Lonicera etrusca) o húmedos (L. peryclimenum), brezos blancos, en zonas frescas, y cascañetero, éste frecuente en zonas rocosas. Sólo el durillo no existe de forma natural por estas tierras ni otras de la provincia, aunque es muy usado en jardinería. En las riberas de los arroyos y prados húmedos no son raros abedules (tradicionalmente chopos blancos en Bustarviejo), chopos, fresnos, además de diversos saces (principalmente Salix atrocinerea, y menormente el por aquí llamado saz loco -Salix fragilis-) y pobos (Populus tremula) entre otras muchas especies.
    En fin, que mala educación hay si los proyectos de educación ambiental se hacen mal (aunque sea por engaño de los viveros que proporcionan las plantas).

    FIRMADO POR: Jorge Baonza

    1 Comments:

    At 9:57 p. m., Anonymous Anónimo Dijo...

    Había oido contar que algunas de las especies que se han plantado en el Parque de Prado Redondo no eran correctas por lo que agradezco que personas conocedoras del tema nos ilustren con sus conocimientos.
    Como punto de partida creo que es una buena idea hacer un área de intepretación sobre la Cañada Real Segovia y su ecosistema, pero no puedo entender como no se ha recurrido al asesoramiento de profesionales que hubieran ayudado a evitar errores.
    Por otro lado creo que dicho área podía haber servido, no sólo para enseñar nuestro patrimonio ambiental, sino también nuestro patrimonio cultural. La Cañada Real Segoviana es una de las vías utilizadas para la trasumancia, un modo de vida, el de los pastores, hoy ya casi perdido, pero cargado de un acervo cultural que forma parte de nuestra patrimonio inmaterial. Es reponsabilidad de las instituciones preservarlo y darlo a conocer.

     

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